lunes, 23 de abril de 2007

HOY, Día del Idioma, por los lados del Parque. CUIDAD EBRIA.

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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ...http://ntcblog.blogspot.com/ , ntcgra@gmail.com Cali, Colombia.
Y a los relacionados en:
http://ntcblog.blogspot.com/2009_10_11_archive.html
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Actualización a dic. 29, 2009
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HOY, 23 DE ABRIL, DÍA DEL IDIOMA,
POR LOS LADOS DEL
PARQUE DE LOS POETAS
EN CALI,
CIUDAD EBRIA ( "Une ville en ivresse")
¡CONGRATULACIONES, IDIOMA!,
GONZALO ROJAS, PARA EL POETA, A SUS 90 AÑOS, EL MUNDO ES DIVERTIDO
y
UNA VEZ EL AZAR SE LLAMÓ GONZALO ROJAS


Jorge Isaccs, Ricardo Nieto, Carlos Villafañe,
Antonio Llanos y Octavio Gamboa.
Fotografías: María Isabel Casas de NTC …
(Clic sobre cualquiera de las imágenes para ampliarla)
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Panorámica del Parque
De espalda y de pié Jorge Isaccs.
Fotografía: María Isabel Casas de NTC …---
Y "los escribientes" de Cali "fueron llevados" al Parque ...
Foto: El País, Cali, Marzo 15, 2.007. Primera página.

La lluvia inundó una de las terrazas del Parque,
acercó el cielo y patasarribió a La Ermita ...
FOTO DENUNCIA
EL PAIS, Cali, Abril 22 de 2007
http://www.elpais.com.co/historico/abr222007/OPN/opi10.html#
Foto: Jorge Orozco El País http://www.elpais.com.co/historico/abr222007/fotos-periodico2/lecto22fotodenuncia,photo01.JPG
¿Estampa caleña? La imagen no corresponde a una fuente ornamental sino a la laguna en que se convierte el Parque de los Poetas durante los días de lluvia, debido a que los sumideros están tapados. ¿Será que alguna entidad del Municipio se preocupa por devolverles a los escribanos de Cali la zona que se les asignó allí, junto a la iglesia de La Ermita?
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"... Cali un sueño atravesado por un Río." Eduardo Carranza.
Fragmento de la placa con el texto de Carranza localizada en el Parque.
Composición de imagen: NTC …
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ELEGÍA POR UN PARQUE
http://www.caliescali.com/cms/html/sitio/index.php?view=vistas/es_ES/pagina_8914.php . Allí:
¿Te has preguntado quiénes son los poetas del Parque? Hacé clic, conocelos y escuchá su poesía.
Por: John Alexander Castañeda
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CIUDAD EBRIA

"... Cali un sueño atravesado por un Río." Eduardo Carranza
A José Saramago



Sus siete sucios ríos se secan.
Su temperatura sube.
Hoy, millones deambulamos en sus calles
y visitamos sus esquinas.


Rojo, amarillo y verde dan el ritmo.
Aparentemente en la ciudad no se ha iniciado aún,
en un semáforo, la “ceguera blanca.”


De cuerpo entero, en su parque,
a los cinco silenciosos y mutilados poetas


Jorge Isaacs,
Ricardo Nieto,
Carlos Villafañe,
Antonio Llanos y
Octavio Gamboa,

vecinos inmóviles de La Ermita,
del puente Ortiz y del Río que fue,
acompañados por una placa con el poema de Carranza,
no los ven los transeúntes
y ya casi nadie los recita …


Ya fuimos, todos, con camisa negra,
a oir a Juanes – con su guitarra y su "camisa negra”
y llenaremos el estadio …


Mañana, alucinados y febriles,
caminaremos por una de sus múltiples “cavernas”y otro día cercano
por las calles de esta ciudad ebria,
nos llevarán – sin vida –,
a uno de sus siete poblados y florecidos cementerios.
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UNE VILLE EN IVRESSEGabriel Ruiz

Cali..., « ...un rêve traversé par un fleuve... »Eduardo Carranza
A José Saramago

Ses sept rivières sales sèchent
Sa température monte...
Aujourd 'hui, nous y déambulons par millions
et nous habitons ses coins de rues.


Le rouge, le jaune et le vert donnent le rythme.
Apparemment dans la ville ne s’est pas encore déclenché
à un feu de croisement, « l'aveuglement blanc ».


De toute leur stature dans leur parc,
les cinq poètes silencieux et mutilés

Jorge Isaacs,
Ricardo Nieto,
Carlos Villafañe,
Antonio Llanos et
Octavio Gamboa,

voisins immobiles de l'Ermita,
du pont Ortiz et de ce qui fut la rivière,
accompagnés du poème de Carranza gravé sur une plaque,
les passants ne les repèrent pas
et presque personne ne dit leurs vers...


Aujourd hui nous partirons tous, en chemise noire,
écouter Juanes - avec sa guitare et sa "chemise noire" -
et nous remplirons le stade...

Demain, hallucinés et fébriles,
nous marcherons dans une de ses multiples « cavernes »
et un de ces jours
par les rues de cette ville en ivresse
on nous mènera - sans vie -
à l'un de ses sept cimetières peuplés et fleuris.

Traduit par Beatriz Avendaño et Brigitte Le Brun Vanhove
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Tomado de : CALI-GRAFIAS. LA CIUDAD LITERARIA Cali-graphies. La cité littéraireAntología bilingüe (Español-Francés)
Dirigida por los escritores
Fabio Martínez* y Hernando Urriago**Publicada en coedición con el Programa Editorial de la Universidad del Valle y la Revista VERICUETOS de París que dirige Efer Arocha.
El libro es un homenaje literario a Cali. PRIMERA EDICIÓN: Abril 12, 2008
Detalles del libro y prólogo, ver:
http://ntc-eventos.blogspot.com/2008/04/cali-grafas.html
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¡CONGRATULACIONES, IDIOMA!
Por Leopoldo de Quevedo y Monroy , http://lequemo.blogspot.com/

Hoy cumples como 800 años, desde que Alfonso X, el sabio, Fernando e Isabel de Castilla, Antonio de Nebrija y Cervantes te dieron carta de naturaleza. Otras lenguas son abuelas y tatarabuelas, pero tú eres una joven, en creciente vuelo.

Estás radiante y reluciente. Estás en boca de más de quinientos millones de humanos. Has pasado el examen del tiempo, de barbaries, de tres guerras, de viajes, naufragios, de mensajes en botella. Has pasado por escuelas, colegios, universidades y te has codeado con otros compañeros mayorcitos como el japonés y el árabe. No te has dejado rajar. Sigues con tu cara sonrosada conquistando con tu sonoridad, frescura y ritmo.

Llevas debajo del brazo novelas, telenovelas, poemas, cuentos, obras de teatro, canciones, refranes y modismos. Cervantes no te reconocería. Has crecido, has cambiado y tu vocabulario es superkilométrico, espacial y cibernético. Cunden dialectos, jergas y hablas diferentes por doquier. Tú, idioma, eres fiesta, eres recital, eres canción, eres tablas, eres risa, eres funeral. En todas partes acompañas al mortal.

Te damos gracias por haber dado tu ternura y dolor a Gabriela Mistral, mujer que abrió el camino de Estocolmo, tu verbos y sustantivos a Cortázar, en su juego de Rayuela, por haber dado tu fuerza al peruano Vallejo para cantar con sangre y aguacero, por el mundo mágico garciamarquiano, por los idilios de Manrique y de Neruda, por las deliquios de Juan de la Cruz y de Teresa de Cepeda y Ahumada, por el teatro de Lope y de La Barca. Gracias por habernos dado en Colombia al Nobel, aún vivo, a Isaacs, a Porfirio, a Mutis, a Arturo, a Silva, a Mejía Vallejo, a Pombo, a Quessep, a Meira la del Mar, a Mariela la del Nilo, a Maruja, Matilde, Marga, a la Cepeda y la Balcázar. Por Villamil, Vives, Juanes y Shakira, por Mayolo, por Bossio, por el viejo Buenaventura, por el Niche y Guayacán. Ellos han traído a nuestras venas y a nuestra boca el sabor de tu lengua y de tu espíritu.

Te felicitamos por haber hecho posible libros como Amor en los tiempos del cólera, Una historia de la lectura, del argentino Manguel, poemas como La palabra de Benedetti, Los Dones de Borges, No hay malos ni peores poetas de Raquel Jododosky, el Romancero gitano, del inmortal Federico, textos como La riqueza escondida de Ospina, o muchos de los que leemos a diario de Antonio Caballero.

Has sorprendido a la historia. Has sobrevivido a los siglos. Tus fonemas han volado en labios de cantantes, tu grafía nunca se escribió en las cavernas, mas se grabó en los abuelos y nos permitió hablarlo hoy y alegrarnos contigo.
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GONZALO ROJAS,
PARA EL POETA, A SUS 90 AÑOS, EL MUNDO ES DIVERTIDOEL TIEMOP eltiempo.com / tiempoimpreso / edicionimpresa / panorama, Abril 21 de 2007http://www.eltiempo.com/tiempoimpreso/edicionimpresa/panoramaimpreso/2007-04-22/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3522936.html
Foto: Archivo particular
http://www.eltiempo.com/tiempoimpreso/edicionimpresa/panoramaimpreso/2007-04-22/IMAGEN/IMAGEN-3522988-1.jpg

Gonzalo Rojas nació en Lebú (Arauco) en 1917. Ha sido profesor universitario tanto en Latinoamérica como en Europa. Fue exiliado durante la dictadura Chilena y ha recibido premios como el Reina Sofía y el Cervantes. Hoy, a mediodía estará en la Feria del Libro.
Visita a la casa del poeta vivo más importante de Chile. Rojas vive solo y feliz.
Cinco horas y media al sur de Santiago, el poeta vivo más importante de Chile, Gonzalo Rojas (1917) esperaba en la estación del tren de Chillán. Traía su boina de poeta. "Me la puse para que me reconociera", fue su saludo.

Camino a su casa, explicó que vive en ese pueblo de no más de 200 mil habitantes, porque su segunda mujer, que murió hace 10 años, nació allí. Y dice que no quiere mudarse. Vive en una casa "larga y estrecha como el país", con muchas escaleras para tener solo dos pisos. "Aquí duermo", dice en la primera habitación. Y lo repite en las que siguen. Duerme en siete camas.
"Es divertido despertar sin saber dónde te encuentras", explica. Cada noche, le dice a Irma, la empleada, que aliste la habitación elegida.

El poeta, que se llama a sí mismo "Rojas, Gonzalo" sirve un trago. "Di que te recibí bebiendo tequila, no a la salud de Chile, sino a la salud de América Latina. Porque me siento tan bogotano como tú y un paisano de Perú, venezolano, argentino, centroamericano, uruguayo, boliviano y brasileño".
Rojas, invitado a la Feria del Libro, recuerda sus idas al Festival de Poesía de Medellín y sus visitas a la Casa de Poesía Silva. La conversación se interrumpe para almorzar.

De sus primeros poemas había uno, 'Salvación'...

Lo escribí muy niño. Tenía 20 años. No he progresado nada. ¿Sabes qué quiere decir el número nueve? Nueve meses duerme uno en la madre y sale chillando de adentro porque toma el oxigenazo que le da el cielo y casi se ahoga con este mundo asqueroso. Cuando tienes 9 años estás pasando el filo de la segunda infancia. A los 90, como los míos, el mundo es divertido y no ha pasado nada. Entonces, borro, suprimo el cero y tengo 9 años. Vuelvo al nueve de mi madre y al de mi niñez. Vivo la reniñez. ¿Entendiste?

Admirable...

Acostúmbrate a esa idea. El oro del mundo es la mujer. Pero el macho, anciano, como yo, todavía puede sembrar niños. ¡Qué divertido es! Es solo una pequeña ventaja. No quiere decir nada. Salud, mijita.

En Chile, Neruda y Mistral hicieron sombra. ¿Cómo se ubicó en ese panorama?
Sin ningún problema. Yo los quise a los dos. Pero más a ella. Ella es enorme.

No siguió la línea de Neruda...

Es que el suyo no era el caso mío. Cada uno tiene su juego, mijita.

¿Y cuál era el suyo?

Uno que tocara lo muy humano, complejo, endemoniado. El encantamiento de la hermosura del mundo entero. Y un proyecto de que la imaginación funcionara a escala mayor.
¿Lo visitan admiradores?

Admiradores no sé, niña, pero vienen. Soy más bien sigiloso. No me gusta la figuración. Ni homenajes, ni premios, ni nada.
Pero recibió el Premio Cervantes...

Lleno de vergüenza. Tantos otros merecen premios y no se los dan. Yo no tengo mérito mayor. Soy hijo de un minero de carbón que muere temprano. Murió cuando yo tenía 4 años. Fuimos ocho niños. Soy el séptimo. Una hermana que tengo tiene 94 años. Está más sana que yo. Y se ríe de mí. Y otro hermano, que fue decano, está medio tontón. Los demás están en el suelo. Esa es la Tierra, niña linda...
Desde los primeros versos habla de la muerte...

Porque es así. A los 20, era igual que ahora. La muerte va con uno desde que nace.

Y los minerales con la poesía de Chile...
Porque somos elementales. Somos tierra, piedra. Humildes. Humilde viene de humus: tierra fértil. De ahí viene humano, hombre. Somos animales de la tierra. No somos cultos. Dejémosle eso a los argentinos. El Borges lo hace bien: es culto y urbano. No soy urbano. tampoco aldeano. Soy de un mundo genésico, amarrado a la tierrita. El Neruda, cuando era bueno, escribió Residencia en la tierra. No tenía que escribir más.
¿Y usted nunca sintió que 'no tenía que escribir más'?

Yo escribo poco. Además vuelvo sobre lo que escribo. Hay dos líneas. La lineal, aburrida. No creo en ella. Soy como este plato. Parto de este vértice y doy la vuelta. Giro y giro. Soy el mismo cuando tenía 7 años que cuando tenía 70. No me ha pasado nada...

Salvo que se ha divertido...
Sí. Mira: Mi madre muere a los 60. Una mujer limpia, hermosa, airosa. Pues: Ella. muriendo. Y los ocho hijitos estamos rodeando a la criatura, metida en un catre. Un catre mediocre, de fierro, en un barrio pobretón de Santiago. Estamos tristes. Yo tengo 20. Aunque recostada enteramente para morir, ella, parece, me hace un guiño. Me acerco despacito, con respeto. Y pongo mi oreja en su boca que hablaba bajo. Y me dice: ¡Qué divertido es todo esto!
¡Noooo!
Es que la vida es divertida. Mira qué humor tan hermoso. Muestra la imaginación que tuvo esa criatura. Murió. Quedé triste. Salí a las calles. Me tomé el pulso aquí, con este dedo. Y vi que la arteria y el dedo estaban vivos. Latía aquello. Ahí estaba la madre. ¡Estaba viva! Quiero decirte que soy un poeta fisiológico. No soy metafísico. Soy un escritor parco, sobrio, estricto. Me gusta vivir poéticamente. Nada más. Ahora... déjame comer la empanada.
(Había que respetar su deseo. Con la sopa, volvió a hablar)

No me quejo de ninguna soledad. Pero, cuéntame, dime la verdad. ¿Al Gabo lo temen, lo envidian, lo aman o lo odian un poquito?

Un poco de todo, eso les pasa a los grandes...

Me pasa igual. No porque tenga sus méritos. El otro día, escribieron: "A Rojas, Gonzalo se le ama o se le odia". No lo entiendo. Si me odian, me odian. Porque no hago trampa y lo digo. Y soy izquierdón y soy allendero -de Allende-. No soy ni comunista ni socialista ni nada. Pero fui amigo de mi amigo querido y creo en eso. No soy fanático.
Otro día, un periodista me preguntó: "¿Qué hacemos? Se va a quemar la Tierra". Le dije: "Joven, anote: Dejen que este planeta maricón se queme de una vez, para que se vuelva hombre". Lo publicaron con letras enormes: Rojas, Gonzalo dice: ¡Qué se queme...! ¡Tanta cosa, mijita! Como si la Tierra no hubiera sido siempre como es: girante, volátil, loca, preciosa, volcánica, fantástica... Dime, ¿Cómo está el Gabo?

¿Por qué el interés en Gabo?

Porque es bueno. En América hay como cuatro escritores: uno que se llamó Rulfo, García Márquez, el Neruda y el Borges, ¡esa fiera de Buenos Aires! Lleno de rencores, pero singular escritor. El mexicano era formidable: dos libritos y sin enredo ni homenaje ni esas cosas sucias que se llaman Premio Nobel.

¿Y si le dan el Nobel?
Haría como Sartre: Adieu, Adiós. Son farsas, mijita. Tendrían que haberle dado el premio a Dostoievski, a Kafka, a genios como Ezra Pound. No importa que haya sido fascista. Hay fascistas que son genios. ¿Cómo vamos a ir juzgando así, como un cura vulgar, silvestre, dándole la bendición a uno y la maldición a otros? No. Hay que tener la cabeza abierta a la ventilación, a la ventolera de las estrellas. Lo diré en Bogotá, ahora que vaya. Sin miedo. Ni a la vida ni a la muerte ni a las mudanzas. Tal como decía mi madre, en el catre de fierro: "¡Qué divertido es todo esto!" He ahí una criatura humana, paridora y bien parida, ella... ¿Cómo estuvo la sopa?

(Irma trae un dulce de durazno. El poeta toma aire antes del postre...)
¿Cuánto me cuesta un apartamento pequeño, sin gente que me cuide, haciéndome yo la comida, con un catre, un escritorio y un papel? ¿Con cuánta plata vive un viejo como yo en Bogotá? ¿Con 3 mil dólares puedo vivir, comprar el diario y un librito por ahí?

¿Es que quiere vivir en Colombia, Gonzalo?

Me gustaría. A lo mejor morir por ahí. Sería bonito.

La obra de Rojas
El primer libro de poemas de Rojas salió en 1948, se titula 'La miseria del hombre'. Otras de sus obras son: 'Contra la muerte' (1964), 'Oscuro' (1977), 'Transtierro' (1979), 'Del relámpago' (1981), 'El alumbrado' (1986), 'Materia de testamento' (1988), 'Antología de aire' (1991), 'Desocupado lector' (1990), 'Las hermosas' (1991), 'Zumbido' (1991), 'América es la casa y otros poemas' (1998).

LILIANA MARTÍNEZ POLO , REDACTORA DE EL TIEMPO, CHILLÁN (CHILE)
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Complementaciones: Abril 24, 2.007
UNA VEZ EL AZAR SE LLAMÓ GONZALO ROJASJuan Manuel Roca, Poeta colombiano.
* Texto leído en la presentación del poeta Gonzalo Rojas en la XX Feria Internacional del Libro de Bogotá.
Tomado de CRONOPIOS*, Abril 24, 2.007

Está de nuevo en Colombia Gonzalo Rojas. Lo que quiere decir, está un defensor de la re-niñez, alguien que sabe, como lo hacen los niños, los magos y los brujos, darle animismo a seres inertes para quitarles su aparente hibridez, como lo hacía su padre minero en los socavones de las minas en Lebu, en un poblado de su Chile natal.

No es distinto el oficio de nuestro más alto poeta que el de su padre: extrae de los inmensos y oscuros socavones del lenguaje el carbón como un combustible para su poesía, discrimina la morralla retórica de la materia que le es demandada por el poema.

No se queda con el brillo sino con lo verdadero. Hay quienes se solazan con lo que refulge en las minas, como ocurre en las catacumbas y socavones de la sal, y ven en la llamada marmaja, brillante pero sin valor, algo que los avisados mineros llaman “el oro de los tontos”. Estas piedras tienen más apariencia que la sal, pero son inútiles y sin valor alguno.

Gonzalo Rojas no va pues tras el oro de los tontos de la lírica, que es la verbosidad, sino tras las esencias del lenguaje, que es la materia prima de su obra.

Un día me dijo, en una charla en Medellín que, como en el título de uno de sus libros, la poesía es una mudanza, una “Metamorfosis de lo mismo”, una lenta transformación del mundo.

Tan lenta, agregaríamos, que tras su primer libro de 1946, sólo 16 años después publica su segundo volumen Contra la muerte y 13 años después su espléndido Oscuro, que fue editado en su exilio venezolano.

Lo anterior quiere decir que es un poeta de lenta digestión, de pausados modos de escritura, aunque dueño de un lenguaje que no olvida con Paul Valery que la poesía es una oscilación entre el sentido y el sonido, como suele recordar.

A veces evoca las cabeceras de donde viene su amor por la poesía, los hombres de cromagnon en su formación estética.

Ama a Quevedo, lo mismo que a Garcilaso y que a San Juan de la Cruz, ama a Vallejo más que a los poetas verbosos, pertenece a una alta tradición que arranca con Ercilla y que hace escala en el adelantado don Vicente Huidobro.

Gonzalo es, en el cuerpo de la poesía de su país, el más insatisfecho, la ficha sin lugar ni acomodo dócil en su amplio rompecabezas, el más libre y renovado de sus poetas.

Tras una juventud conquistada después de cumplir sus primeros 60 años en la búsqueda de lo que él mismo llama, con acierto y desenfado, la re-niñez, nunca ha dejado de sentirse un aprendiz.

También ama, entre muchas palabras encontradas como una aguja en el inmenso pajar del lenguaje, la palabra relámpago, “ese trisílabo esdrújulo que yo le oí a un hermanito mío cuando estábamos jugando en una casa, muerto ya el padre”, según sus propias palabras.

El relampaguear, el hacer relámpagos, nos gustaría agregar, tiene mucho que ver con la poesía.

El relámpago es, por si las dudas, un resplandor vivísimo e instantáneo producido en las nubes por una descarga eléctrica. Así lo define el Diccionario de la Lengua Española. Eso, hablando de fenómenos producidos por la atmósfera que se hacen fugaces tras dibujar una escalera en la pizarra del cielo. Mientras esto tiene ocurrencia, el relámpago deja constancia de su fuerza en una fugaz asociación con el trueno.

Ahora, en cuanto al relámpago que habita en los versos de Gonzalo Rojas, por esa magia que involucra la poesía y que es un arte en el tiempo, éste no tiene la fugacidad del resplandor instantáneo, pues posee el don de seguir habitando, tras el primer fogonazo, en el buen lector de poesía.

Así que el azar, como lo anunció y celebró para el poeta Jorge Cáceres, se llama por alguna vez Gonzalo Rojas, aunque pueda llamarse también impaciencia, libertad de palabra, cosa hablada y cosa metaforizada, paisaje, infancia y erotismo, todo a una como en los muchos registros de su poesía y de su ninguna servidumbre.

Un poema suyo, El dinero, nos sobrecoge más que cualquier teoría económica, más que cualquier estadística, mucho más que los sobresaltos de los electrocardiogramas que todos los benditos días emite el Dow Jones. Un poema suyo, La lepra, recuerda que las clases de retórica impartidas en las aulas son “un plato de carne podrida”.

Un poema suyo, Por Vallejo, recuerda cuando el poeta de Santiago de Chuco le arrancó una “pluma al viejo cóndor del énfasis”.

Un poema suyo, Las hermosas, palpa la andadura de las mujeres que caminan como si empujaran al viento, que “germinan como plantas silvestres en la calle” y su sola evocación hace que, como en un tango, el corazón nos de trompadas, nos de trompadas.

Un poema suyo, El Fornicio, despliega las manos de Eros en el cuerpo de la amada, una “individua blanca” de “aire felino”, una “ragazza” como salida del Génesis, en un ámbito que resulta una suerte de versión moderna, arisca y lasciva del Cantar de los Cantares. Claro que se trata de algo más que de un canto de bodas celebrado por este Cantor de los Cantores,

Un poema suyo nos pregunta “¿qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte?”, dejándonos en el aire la cruel constatación de que no sabemos bien cuál es el hilo de una rueca invisible que separa lo que respira y lo que calla, lo que es y lo que fue.

Oír a Gonzalo Rojas diciendo sus poemas, leyéndolos como quien habla con lo mejor de sí y de nosotros, es uno de los pocos y más grandes placeres que nos depara la poesía viva en nuestra lengua común.

En lo que a este Continente se refiere, al cual le iba mucho mejor cuando el mundo era plano, nuestro poeta invitado no tiene par.

Es alguien a quien el azar llama Gonzalo Rojas pero a quien pudo llamar un hombre que para muchos, aún sin conocerlo en su carnadura humana pero sí en sus versos, se ha convertido, como lo recordara Auden a propósito de los autores frecuentados con devoción, en “un personaje de nuestra biografía”. Su poesía es una buena compañía para seguir en la vieja, en la resabiada y a veces incómoda costumbre de respirar a todo pulmón, como lo hace este hombre que padece de una suerte de juventud crónica, de re-niñez.
Es alguien sin fisuras, un raro espécimen de libertad a quien el azar eligió para que se llamara Gonzalo Rojas, aunque pudo llamarlo con uno de los sinónimos del aire.
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